sábado, 12 de abril de 2014

Emiliano Zapata, a 95 años de su asesinato/ Oleoducto Keystone





Emiliano Zapata, a 95 años de su asesinato

10/04/2014 9:31 / Staff

http://www.provincia.com.mx/emiliano-zapata-a-95-anos-de-su-asesinato/



El 10 de abril de 2014 se cumplen 95 años del asesinato de Emiliano Zapata, el más grande jefe campesino de la historia de México. Con este motivo, no sobra escribir algunas líneas acerca del carácter de la insurrección campesina en Morelos, Puebla, Estado de México, Guerrero y otras entidades federativas; los objetivos del zapatismo; la alianza entre el Ejército Libertador del Sur y la División del Norte; la desunión de obreros y campesinos, y la victoria de Venustiano Carranza. Pese a su importancia, de otros temas se hace abstracción.

De la biografía del Caudillo del Sur

Emiliano Zapata Salazar nació en Anenecuilco, Morelos, el 8 de agosto de 1879. Sus padres fueron Gabriel Zapata y Cleofas Salazar, quienes vivían de la compra y venta de ganado vacuno y equino, así como de la producción agrícola. El futuro dirigente agrario recibió la educación primaria en la Villa de Ayala. A los 16 años de edad perdió a su madre y meses después a su padre. Desde muy joven, sobresalió por su conocimiento de los caballos y el manejo de las armas.

El desarrollo del capitalismo en Morelos hizo crecer los cañaverales y las haciendas azucareras, cuyos propietarios se apropiaban de las tierras más fértiles de los pueblos, comunidades e individuos, convirtiendo a sus pobladores en arrendatarios o trabajadores de las haciendas.

Entre 1902 y 1905 Zapata colaboró con la comisión de Yautepec que trataba sus problemas agrarios con la hacienda de Atlihuayán.

Durante las elecciones para gobernador de Morelos, en 1909, Emiliano apoyó la candidatura independiente de Patricio Leyva, quien fue derrotado por Pablo Escandón, candidato de los terratenientes.

El 12 de septiembre de 1909, fue elegido presidente del Comité de Defensa de Anenecuilco para guardar los documentos virreinales del pueblo y seguir la lucha por la restitución de tierras.

El líder morelense fue enrolado en febrero de 1910 en el 9º regimiento del ejército, ubicado en Cuernavaca, siendo dado de baja en marzo. Viajó a la capital del país para trabajar como caballerango.

En 1910 se produjo una elevación en la lucha de Anenecuilco: los lugareños, ante la negativa de la hacienda del Hospital de seguir arrendando sus tierras, ocuparon parte de éstas, bajo la dirección de Emiliano Zapata.

Ya relacionados con la rebelión de Francisco I. Madero y la adopción del Plan de San Luis, Emiliano Zapata, Pablo Torres Burgos, Gabriel Tepepa y Rafael Merino se levantaron en armas. Tras el asesinato de Pablo Torres Burgos, el Caudillo del Sur tomó el 29 de marzo de 1911 el mando de las fuerzas maderistas en la entidad. Ocupó Axochiapan, asaltó la hacienda de Chinameca y sitió Cuautla. El 27 de mayo, el jefe suriano tomó la plaza de Cuernavaca al frente de 5 mil hombres.

A diferencia de otros grupos insurrectos, el zapatismo condicionó la deposición de las armas a la entrega de las tierras a los pueblos, de acuerdo con el artículo 3º del Plan de San Luis. Madero negoció directamente con el dirigente campesino, mas no pudieron ponerse de acuerdo, pues el jefe guerrillero demandaba el reparto agrario sin dilación y la colocación de elementos suyos entre los rurales de Morelos.

El desencuentro de Madero y Zapata no fue raro. Los tratados de Ciudad Juárez, del 21 de mayo de 1911, dieron por concluida la lucha armada, establecieron el desarme de las fuerzas revolucionarias y dejaron intacto el régimen porfirista, incluido el Ejército Federal, lo que facilitaría el derrocamiento del gobierno de Francisco I. Madero en febrero de 1913.



El Plan de Ayala, un programa revolucionario


De cara a la irresolución maderista de la cuestión agraria, la insurrección campesina en el Sur, jefaturada por Emiliano Zapata, tuvo como bandera el Plan de Ayala, expedido el 28 de noviembre de 1911 en Axoxustla, Puebla, que desconocía como presidente a Francisco I. Madero, y llamaba a concretar los puntos que en seguida se citan: “6º Como parte adicional del plan que invocamos, hacemos constar: que los terrenos, montes y aguas que hayan usurpado los hacendados, científicos o caciques a la sombra de la justicia venal, entrarán en posesión de esos bienes inmuebles desde luego, los pueblos o ciudadanos que tengan sus títulos, correspondientes a esas propiedades, de las cuales han sido despojados por mala fe de nuestros opresores, manteniendo a todo trance, con las armas en las manos, la mencionada posesión, y los usurpadores que se consideren con derechos a ellos, lo deducirán ante los tribunales especiales que se establezcan al triunfo de la Revolución.

“7º En virtud de que la inmensa mayoría de los pueblos y ciudadanos mexicanos no son mas dueños que del terreno que pisan sin poder mejorar en nada su condición social ni poder dedicarse a la industria o a la agricultura, por estar monopolizadas en unas cuantas manos, las tierras, montes y aguas; por esta causa, se expropiarán previa indemnización, de la tercera parte de esos monopolios, a los poderosos propietarios de ellos a fin de que los pueblos y ciudadanos de México obtengan ejidos, colonias, fundos legales para pueblos o campos de sembradura o de labor y se mejore en todo y para todo la falta de prosperidad y bienestar de los mexicanos.

“8º Los hacendados, científicos o caciques que se opongan directa o indirectamente al presente Plan, se nacionalizarán sus bienes y las dos terceras partes que a ellos correspondan, se destinarán para indemnizaciones de guerra, pensiones de viudas y huérfanos de las víctimas que sucumban en las luchas del presente Plan.

“9º Para ejecutar los procedimientos respecto a los bienes antes mencionados, se aplicarán las leyes de desamortización y nacionalización, según convenga; pues de norma y ejemplo pueden servir las puestas en vigor por el inmortal Juárez a los bienes eclesiásticos, que escarmentaron a los déspotas y conservadores que en todo tiempo han querido imponernos el yugo ignominioso de la opresión y el retroceso”.

El Plan de Ayala constituyó el programa viable y constructivo de las masas campesinas en pie de guerra del Sur, el Centro y otras regiones de México. En la historia de nuestra patria este documento no tiene parangón con ningún otro.

Para Omar Díaz Arce y Armando Pérez Pino, investigadores cubanos: “Lo más significativo del Plan de Ayala era que no constituía una promesa de redistribución agraria para ser cumplido después del triunfo de la revolución, sino un programa de aplicación inmediata en todos los territorios que fueran dominando las fuerzas rebeldes. Ello ponía en manos de los campesinos armados, y no del Estado burgués, la ejecución de las medidas revolucionarias. Su principal limitación era la no inclusión de las reivindicaciones de los demás sectores oprimidos, la clase obrera, por ejemplo. Respondía, por lo tanto, a una visión parcial y, hasta cierto punto, local, de los problemas del país. A pesar de ello, cierta perspectiva de un nuevo ordenamiento nacional se bosquejaba, en forma más o menos explícita, a través de todo el articulado, sobre todo en los acápites 1, 3, 12, 13 y 15”.

Por su parte, los historiadores soviéticos Moiséi S. Alperóvich y Boris T. Rudenko señalaban: “En la práctica, el Plan de Ayala debía conducir en la inmensa mayoría de los casos, a la confiscación de la tierra sin indemnización alguna, ya que los terratenientes luchaban en contra del programa agrario de los campesinos revolucionarios. En todo el territorio controlado por las tropas de Zapata, este punto del plan comenzó a ponerse en vigor de inmediato. Los campesinos quemaban las haciendas, mataban a los latifundistas y a sus administradores.

“El movimiento campesino encabezado por Zapata y nacido en el estado de Morelos, comenzó a extenderse rápidamente a otros estados: Puebla, México, Veracruz, Michoacán…”

El Plan de Ayala representa la mayor propuesta programática del movimiento campesino mexicano en toda su historia. Las elaboraciones posteriores de la Liga Nacional Campesina (1926-1929), la Unión General de Obreros y Campesinos de México (1949-1965) y la Central Campesina Independiente (1963-1975) tienen como referente obligado el plan escrito por Otilio E. Montaño.

La propaganda antizapatista

El levantamiento en masa de los campesinos morelenses concitó un enorme odio de los latifundistas y fuerzas afines. La prensa de derecha desató una violenta campaña contra Emiliano Zapata y dio comienzo la elaboración de textos antizapatistas como Historia del bandolerismo en el estado de Morelos, de Lamberto Popoca y Palacios; Los crímenes del zapatismo, de Antonio Melgarejo; la novela El Atila del Sur, de Héctor Ribot, y obras de teatro y algunos materiales propagandísticos más.

Sin embargo, fueron los políticos quienes construyeron y difundieron las ideas principales para desprestigiar la Revolución campesina. Así, en octubre de 1911, Trinidad Sánchez Santos despotricaba contra el Caudillo del Sur: “Nos hallamos frente a un hecho inexplicable: la sublevación de Zapata. Todos preguntan: ¿por qué sus hordas salvajes, en vez de ser exterminadas, se van extendiendo cada día más, al grado de que, según un diario de la tarde de ayer, los tiros de sus fusiles podían oírse en Xochimilco a unos cuantos kilómetros de esta metrópoli? ¿Acaso el Gobierno, que cuenta con sobrados elementos, no mira la importancia de acabar para siempre con tal bandidaje?

“Es una afrenta para Méjico, como nación civilizada, que conserve en su seno la anarquía zapatista, porque no se trata de una revolución de principios, ni de que Zapata quiera ser Presidente de la República. Se trata tan sólo del pillaje, del bandolerismo, de una anarquía digna de los vándalos más feroces o de los zulús más refractarios a toda civilización… Esa llaga es Zapata, las hordas que le siguen, la canalla que mantiene en pie de guerra a las unas y al otro”.

“Con gran asombro de todos se supo que el señor Madero, por sí y ante sí, había nombrado a Zapata jefe de las armas en Morelos, y que éste ejercía influencia decisiva sobre el Gobernador Carreón, de manera que el verdadero director de los negocios públicos en Morelos era Zapata y no el funcionario encargado de dirigirlos.

“Como era de esperarse, el señor Presidente De la Barra se negó de la manera más terminante a confirmar el nombramiento que Madero hizo en la persona de Zapata, y, más aún, ordenó a la Secretaría de Guerra una activa campaña contra el bandido. El señor Ministro de Gobernación, por su parte, y como encargado de las fuerzas rurales, envió buen golpe de éstas para que exterminasen a Zapata”.

“Por último, después de dos meses de inútil campaña, la Secretaría de Guerra (no hay que olvidar las ligas que tiene el General González Salas con el Pino-zapatismo) ordenó al General Huerta evacuara el Estado de Morelos y éste quedó en poder de Zapata, quien a sus anchas asesina, incendia, roba y siembra el pánico en la región de sus hazañas, como nuevo Juan de Tabares aumentado en quinto y tercio”.

José María Lozano peroraba el 25 de octubre de 1911: “La Ciudad de México corre riesgo próximo e inmediato de ser el escenario lúgubre del festín más horrendo y macabro que haya presenciado nuestra historia; no es Catilina el que está a las puertas de Roma, es algo más sombrío y siniestro; es la reaparición atávica de Manuel Lozada ‘El Tigre de Alica’ en Emiliano Zapata, el bandolero de la Villa de Ayala”.

“Le reconozco grandes virtudes, más aún, le concedo la suprema genealogía moral, le hago descendiente del eterno, del ilustre michoacano don José María Morelos y Pavón; pero que imite a su ancestro, que extirpe a Emiliano Zapata.

“Emiliano Zapata no es un bandido ante la gleba irredenta que alza sus manos en señal de liberación, Zapata asume las proporciones de un Espartaco; es el reivindicador, es el libertador del esclavo, es el prometedor de riquezas para todos; ya no está aislado, ha hecho escuela, tiene innumerables prosélitos; en el estado de Jalisco, pronto (desventurado estado, mi estado natal) un candidato, un ‘Lisandro’ abominable, comprando votos con el señuelo de promesas anárquicas, ha ofrecido reparto de tierras y la prédica ya empieza a dar sus frutos; los indios se han rebelado; Zapata está a las puertas de la Ciudad de México; próximamente Banderas en Sinaloa, destruirá (sic). Es todo un peligro social, señores diputados, es sencillamente la aparición del subsuelo que quiere borrar todas las “luces de la ‘superficie”.

“¿Es posible que este aborto haya sido deliberadamente madurado? ¿Es posible que con estímulos nauseabundos hayan alentado a Emiliano Zapata, creyendo que se le extinguirá el día que se quiera? Mentira, ya Emiliano Zapata no es un hombre, es un símbolo; podrá él entregarse mañana al poder que venga, venir con él su Estado Mayor; pero las turbas que ya gustaron del placer del botín, que ya llevan en el paladar la sensación suprema de todos los placeres desbordantes de las bestias en pleno desenfreno, éstos no se rendirán, éstos constituyen un peligro serio de conflagración y hay que tener en cuenta, y hay que recordar a los que tales cosas han hecho, esto es la suprema lección de la historia: Robespierre, en el auge supremo de su poder, mandaba diariamente decapitar a ciudadanos y a aristócratas y alguien, viendo su popularidad, pero también el inminente peligro que corría, se acercó y le dijo: ‘Robespierre, acuérdate de que Dantón fue popular’. Con esta imprecación terminaré, señores: acordémonos todos los odiados o los queridos, los exaltados o los oprimidos, de que para todos existe el tajo de la guillotina, y que, de la luz de Mirabeau, se va rápidamente a la densa sombra de BillaudBarenns. Acordémonos siempre de que también Dantón fue popular”.

La propaganda antizapatista se centraba en presentar al Caudillo del Sur como un jefe de bandidos y a las tropas del Ejército Libertador del Sur como bárbaros y saqueadores.

El asesinato

Para descabezar la insurrección campesina, el general Pablo González y el coronel Jesús M. Guajardo maquinaron una celada contra el Caudillo del Sur, por medio de una traición. Así, el asesinato de Emiliano Zapata pudo consumarse el 10 de abril de 1919 en la hacienda de Chinameca, Morelos, como resultado de la emboscada fraguada por Guajardo, quien informó sobre esta acción: “ A las 2 P.M., Zapata venía acompañado de cien hombres para entrar a la hacienda.

Estando preparada de antemano la guardia para que a la entrada de éste hicieran honores y a la vez la orden para que a la segunda llamada de honor hicieran fuego sobre el cabecilla, estando el resto de la fuerza arreglada y dispuesta a combatir, dando por resultado que a las dos y diez minutos de la tarde se presentó ante el cuerpo de guardia ejecutándose lo dispuesto y quedando muertos el propio Emiliano Zapata, Zeferino Ortega, Gil Muñoz y otros generales y tropa que no se pudo identificar, habiéndose hecho bajas entre muertos y heridos en número aproximado de 30 hombres”.

Acerca de estos acontecimientos, el Varón de Cuatro Ciénegas expuso en su informe del 1 de septiembre: “El 12 de abril rindió parte el C. General de División Pablo González, de Cuautla, Morelos, de que el 10 del mismo libraron rudo combate las fuerzas del gobierno al mando del coronel Jesús Guajardo, con los zapatistas en la hacienda de Chinameca, del mismo estado, y murió el cabecilla Emiliano Zapata, así como los llamados ‘generales’ Feliciano Palacios, secretario de Zapata; Ceferino Ortega, Gil Muñoz, Castrejón, y el ‘coronel’ Lucio Labastida, habiendo resultado herido el cabecilla Jesús Capistrán. Por méritos en esta acción fue ascendido al grado inmediato el coronel Jesús Guajardo, y el Ejecutivo acordó que se diera una gratificación de cincuenta mil pesos a los jefes y oficiales que tomaron parte en ella”.



Zapata, hoy

Como es del dominio público, el nombre Emiliano Zapata y el término zapatista son muy utilizados en México para designar organizaciones campesinas, estudiantiles, de colonos y otros núcleos populares, guerrillas, ejidos, comunidades indígenas, grupos políticos, barrios, colonias, calles, pueblos, municipios, auditorios y otras organizaciones generalmente democráticas y de izquierda. De todas ellas, la organización que mayormente sobresale es el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, cuyos documentos circulan por las redes sociales más que los de cualquier otra organización mexicana. Existen, asimismo, la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata, la Organización Campesina Emiliano Zapata, Unión de Comuneros Emiliano Zapata, Frente Democrático Oriental de México Emiliano Zapata, Liga Agraria Revolucionaria del Sur Emiliano Zapata y muchísimas más.

Después de la terminación del periodo de reformas estructurales (1934-1940), o sexenio presidencial de Lázaro Cárdenas, los campesinos e indígenas fueron sacrificados en aras de la industrialización; pero las cosas empeoraron y empeoran con la aplicación de los proyectos y planes neoliberales, vigentes en México a partir de diciembre de 1982.

Carlos Salinas de Gortari puso en marcha la contrarreforma agraria, modificó regresivamente el Artículo 27 constitucional para terminar con el reparto de tierras, destruir el ejido y suprimir la influencia histórica de Emiliano Zapata.

Los sucesores de Salinas eliminaron los subsidios a los pequeños productores, destinaron el grueso del presupuesto agrícola a los monopolios exportadores y emprendieron acciones de apertura comercial a rajatabla.

Además de esa política que beneficia a las grandes empresas productoras de alimentos, principalmente norteamericanas, los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto han reprimido y reprimen al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de San Salvador Atenco; la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca; la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria, de la Montaña y la Costa Chica de Guerrero, así como otras organizaciones representativas de campesinos e indígenas.

En tales condiciones, México requiere con urgencia conquistar progresivamente la autosuficiencia alimentaria. Para ello es menester, pues, retomar los ideales por los cuales combatió el general Emiliano Zapata Salazar.

Con información de: Gerardo Peláez Ramos / carlosagaton.blogspot.mx
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Casi un siglo sin “El Caudillo del Sur”, Tierra y Libertad: a 95 años del asesinato de Zapata

El revolucionario mexicano fue asesinado el 10 de abril de 1919, luego de una traición. Sin embargo, a casi un siglo de su muerte, su legado político sigue teniendo un profundo impacto en la vida de los campesinos de México y Latinoamérica.

Por Equipo El Desconcierto | 10/04/2014   




En Puebla, México, este miércoles 9 de abril, 400 jinetes y el bisnieto del revolucionario mexicano, Benjamín Zapata, realizaron una cabalgata en su homenaje, gesto que se repitió en diversas expresiones a lo largo y ancho del país.

Para los campesinos, un siglo no es suficiente para olvidar el profundo legado dejado por Emiliano Zapata, considerado como “el más grande jefe campesino” de la historia mexicana. Nacido en Morelos, Puebla, el llamado “Caudillo del Sur” lideró una insurrección campesina que el pueblo de México y el mundo no han desconocido: “Muy fresca está la memoria del gran caudillo Zapata hincando sobre la historia sus dos espuelas de plata”, reza un conocido corrido nacional.

Hasta 1910, México fue gobernado por terratenientes y latifundistas que manejaron a su antojo los intereses de la tierra, al alero del gobierno militar de Porfirio Díaz. Por esos años, la pobreza era un síntoma general en México, con mayores expresiones en el mundo indígena y campesino. Esa fue la cuna de la revolución que Zapata y Pancho Villa liderarían.

Luego de un golpe de Estado a Francisco Madero, el gobierno dictatorial de Victoriano Huerta y el fracaso de la administración de Venustiano Carranza, Zapata solicitó su renuncia en nombre del Ejército Libertador del Sur, como llamaban a su tropa. Más tarde vendría la traición.

Declarado “bandolero”, Zapata realizó diversas hazañas al servicio del campesinado: entre ellas, la recuperación por la fuerza de las tierras de Villa de Ayala. Después de muchos años, el Plan de Ayala, la proclamación política promulgada por Zapata que exigió Tierra y Libertad para los campesinos, ha sido utilizada como una especie de carta guía por todos los adherentes del zapatismo en el mundo.
“Luchamos por la posesión del suelo en el que enraizaron las almas de nuestros abuelos, las de nuestros padres, las de nosotros mismos, las de nuestras mujeres y nuestros hijos”.

“Nuestros pueblos y comunidades lucharon por la tierra que nos daba de comer, por el agua que hacía crecer las siembras y que apagaba nuestra sed. Luchamos por la posesión del suelo en el que enraizaron las almas de nuestros abuelos, las de nuestros padres, las de nosotros mismos, las de nuestras mujeres y nuestros hijos”.

Zapata participó del fin de los latifundios, la repartición de tierra, la apertura de escuelas y, principalmente, de la organización de los campesinos, que a casi un siglo de su muerte han adherido a diversos movimientos políticos –como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional- que se apoyan en sus principios y lo han ubicado como principal inspirador de sus aspiraciones revolucionarias. Su imagen, a 95 años del asesinato, todavía llama a los campesinos a levantarse contra los gobiernos injustos que, en México, y el mundo, no otorgan la tierra y sus beneficios para el que la trabaja.

https://www.youtube.com/watch?v=gD6gGzak0jI&feature=player_embedded


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http://eldesconcierto.cl/tierra-y-libertad-95-anos-del-asesinato-de-zapata/

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Keystone: el oleoducto que unió a vaqueros e indígenas en EE.UU.

Julio García

BBC Mundo
Sábado, 12 de abril de 2014



Foto: Gary Dorr y Ben Gotschall representan la lucha de indígenas y vaqueros contra el oleoducto.

La cultura popular nos muestra a través de películas, libros, series o comerciales de televisión y hasta juegos infantiles que en Estados Unidos los vaqueros y los indígenas han sido tradicionalmente enemigos. Sin embargo, actualmente están unidos en una causa común: contra el oleoducto Keystone, que va desde Canadá hasta el Golfo de México, atravesando varios estados de EE.UU.

El oleoducto, propiedad de la empresa TransCanada, comenzó a construirse en 2008. La implementación de su cuarta fase, una expansión en la capacidad del oleoducto existente, se encuentra a la espera de aprobación oficial tras intensos debates entre el Congreso y el presidente Barack Obama, que lo rechazó originalmente.

Para ejercer presión sobre el gobierno, representantes de la Cowboy Indian Alliance (CIA por sus siglas en inglés), grupo que une a indígenas y vaqueros, acamparán en Washington entre el 22 y 27 de abril, con la intención de reclamarle a Obama que cumpla su promesa de "poner fin a la tiranía del petróleo".

En la otra acera, no sólo está la opinión favorable al proyectado oleoducto de la mayoría del partido Republicano, sino incluso de algunos senadores demócratas, que le enviaron una carta al mandatario este jueves en la que le exhortan a autorizar su construcción.

¿Cómo fue que los indígenas y los vaqueros hicieron a un lado sus diferencias históricas?

Bill McKibben, activista, cofundador y presidente de la organización ecologista internacional 350.org, comentó a BBC Mundo que "podría decirse que la CIA tiene un nuevo significado; esta lucha por bloquear el oleoducto se ha convertido en la batalla ambiental más grande en EE.UU.".

"Los grupos que han sido más efectivos en esta batalla son los nativos americanos a ambos lados de la frontera y los ganaderos y agricultores del Medio Oeste de EE.UU.", indica. "Y sí, tienen una historia larga y conflictiva, pues todas esas tierras pertenecían a sus habitantes originarios, pero se han juntado para salvaguardar el futuro".
La Madre Tierra


Washington D.C. ha sido escenario de varias protestas -y arrestos- contra el oleoducto.

La representante indígena Faith Spotted Eagle, presidenta del Comité del Tratado del territorio Ihanktonwan (Sioux) de Dakota, especificó para BBC Mundo que "estamos ante más de 150 años del trauma histórico de la lucha por la tierra y mientras avanzamos tendremos que sostener conversaciones muy valientes, porque estar en la misma tierra no implica ser solidarios".

"Tenemos diferencias, pero también tenemos responsabilidades", agregó. "Y la mayor de esas responsabilidades es para con la Madre Tierra, el terreno común que ojalá cree un lugar de sanación".

"Va a tomar unos años trabajar juntos y fortalecernos, pero debemos hacer un esfuerzo para aceptar diferencias, lograr compromisos y hacer las paces para alinearnos con la Madre Tierra".

Winona LaDuke, activista de ascendencia Anishinaabe y directora ejecutiva de Honor the Earth (Honrar la Tierra), dijo a BBC Mundo que "todos vivimos en la misma región, somos gente rural que vive de la tierra".

"Los vaqueros de Nebraska han luchado contra el oleoducto Keystone y lograron que los tribunales impidieran que el gobernador regalara esas tierras", señaló. "Los vaqueros se han puesto firmes para proteger el acuífero de Ogallala, una inmensa fuente de agua potable de la región, la misma agua que bebemos los indígenas".

"Realmente pensamos que el agua no es roja ni azul (los colores que identifican a los partidos republicano y demócrata, respectivamente), sino que es limpia o contaminada. Y nos aterra la perspectiva de que circulen un millón de barriles de petróleo diarios pasen por un oleoducto debajo de nuestra tierra y agua"


Jane Kleeb, Bold Nebraska

Los primeros en oponerse, sin embargo, fueron los indígenas. "Es justo decir que los nativos americanos han tratado una y otra vez de advertir a los blancos sobre los problemas que surgen cuando no le prestamos atención al planeta y le imponemos nuestra voluntad", puntualizó McKibben.

"Los colonos europeos en este continente ignoraron esos consejos durante demasiado tiempo y a la gente que los daba", añadió. "Y espero que Keystone sea uno de esos casos en los que cambia la tendencia".

Esta no es la primera vez que se vaqueros e indígenas se unen por un interés mutuo, como explicó a BBC Mundo Jane Kleeb, editora y fundadora de Bold Nebraska, una organización que busca promover energía alternativa y se opone tenazmente a que el oleoducto pase por el estado de Nebraska.

"La Cowboy Indian Alliance se formó en la década de 1980, cuando los ganaderos y grupos tribales se unieron para luchar contra la explotación de uranio", dijo. "Lidiaban con los mismos asuntos: derechos de propiedad, abuso de expropiación y contaminación del agua".

"La imagen que tenemos de nuestra niñez o de películas es que los vaqueros e indígenas están peleando, pero si uno escucha a los ganaderos y agricultores o a líderes tribales hablar de sus tierras, usan las mismas palabras, de manera que hay una conexión entre ellos", agregó.
El oleoducto de la discordia


Tanto para los indígenas como para los vaqueros, el oleoducto amenaza sus fuentes de agua potable.

Entre los argumentos de quienes defienden el oleoducto Keystone, figura el de que reduciría la dependencia de EE.UU. de petróleo de países considerados hostiles, como Venezuela y algunos países árabes.

"Venezuela tiene las reservas petroleras más grandes del mundo", señaló Winona LaDuke para descalificar el argumento. "Es un país que se encuentra en el hemisferio occidental y que quiere un precio justo por su petróleo y hay infraestructura para llevar ese petróleo al Golfo".

"Pero no hay infraestructura para este petróleo, que es sólo para beneficio de una corporación", añadió. "Nuestra gente ha rechazado este oleoducto, así como la extracción y la destrucción de nuestra tierra".

Bill McKibben va aún más lejos: "Creo que el mensaje muy claro es comenzar a usar mucho menos petróleo y afortunadamente estamos en un momento en que eso es posible".

"El desarrollo de formas alternativas de energía está aumentando y el petróleo es la tecnología del pasado", dijo. "Y es tiempo de avanzar lo más rápidamente que podamos, en lugar de estar construyendo oleoductos que nos atan a esa infraestrura por otras cuatro o cinco décadas".

Todos las personas entrevistadas para este artículo participarán en el campamento en la capital estadounidense.

"Esta medida de presión se llama 'Rechazar y proteger'", comentó Jane Kleeb. "Estamos urgiendo al presidente Obama a rechazar la cuarta fase del oleoducto Keystone para proteger nuestra tierra, nuestra agua y nuestro clima".

En manifestaciones previas, hubo arrestos frente a la Casa Blanca, por lo que esta vez los organizadores del campamento de vaqueros e indígenas -que llegarán a caballo y levantarán tipis en la Explanada Nacional- no se expondrán, aunque "hay probabilidades de actos de desobediencia civil durante la semana", dijo Kleeb.

¿Y qué hacemos con la imagen de enemistad entre indígenas y vaqueros que nos vendieron en las películas? "Deberían ver nuevas películas", ironizó LaDuke. "Es simplemente gente que quiere vivir en su tierra que es sagrada, con lugares históricos, y que no se la contaminen con petróleo".

http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/04/140411_vaqueros_indigenas_contra_oleoducto_keystone_jgc.shtml
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